Escuelas de Cataluña adoctrinan a los niños en el 1-O, sacrificando asignaturas básicas por una nueva materia: Infocat.

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«Me lo dijo una compañera de trabajo el dos de octubre, al día siguiente al referéndum. Fue por la tarde. Yo estaba trabajando y me dice: '¿Tú sabes lo que les han dicho a los niños en el colegio hoy?'. Le respondo que no. 'Pues el mío ha venido diciendo que el profesor les ha explicado que la Policía de España pega a los abuelos cuando van a votar libremente'».

«Me asusté, claro. Mi hijo tiene siete años y obviamente de un sistema educativo espero que no le metan política en la cabeza. Estudia Primaria, no Políticas. Luego me enteré de todo. Llegaron a sacar a niños de tres años al minuto de silencio por las cargas policiales. Tres años. Los días siguientes han seguido quitando horas de otras asignaturas, como Matemáticas y Lengua Catalana, para dar una cosa que ya llaman en el colegio Infocat. Están adoctrinando a los niños, es una verdadera locura».

Lo cuenta una madre de la escuela Els Grecs, de Roses, en la Costa Brava. Algo parecido narran padres, por ejemplo, de un colegio de Solsona, a 220 kilómetros de allí. «Nos llega nuestro hijo, de cinco años, y nos da un papel con una cosa que dice que le han dicho los profesores que es muy importante y muy valiosa: lo abrimos y es una estelada. Se la han dado en clase y le han explicado que es la bandera de un pueblo libre».

Varias denuncias ante la Guardia Civil y en los tribunales han puesto sobre la mesa casos de adoctrinamiento a niños tras el 1-O, incluida la apertura de diligencias por parte de un juez de Seu d'Urgell (Lérida), por un presunto delito de incitación al odio. Este texto recoge el testimonio de varios padres de colegios catalanes protegiendo sus identidades porque, como dice uno de ellos, guardia civil además, «ahora aquí a los no independentistas se nos mira con absoluta desconfianza, empiezo a sentir una empatía importante con los moros, me siento como ellos justo después del atentado de la Rambla, explicando que son gente de paz y los demás mirándoles raro».

Habla una madre del colegio de Roses: «Todo empezó el 2 de octubre. Hacia el mediodía, o bien el profesor que daba clase, o bien una persona ajena al centro y que todavía no nos han identificado, les cuentan a los niños que la brutal represión del día anterior bla bla bla... Sacan al patio a los de Infantil y Primaria, y minuto de silencio, sin avisar a los padres ni nada. Luego les mandan a casa con un papel en la mochila, después de contarles que al día siguiente hay huelga porque el Estado opresor ha pegado a ancianos y a niños».

La madre aporta el papel, con membrete de la Generalitat de Catalunya y del Departament d'Ensenyament. El arranque: «Queridas familias. La represión tan brutal y las imágenes de los cuerpos policiales estatales contra una sociedad catalana completamente pacífica, que lo único que quería era defender un derecho tan básico como es el de decidir su futuro, nos trae la necesidad de responder como trabajadores y trabajadoras con uno de los instrumentos más preciados que tenemos: la huelga».

Sigue el documento: «Agravado porque los centros educativos se han convertido en locales maltratados por la violencia más absoluta ya que muchas de las actuaciones policiales han tenido lugar en escuelas e institutos, lugares donde se enseñan los valores de la democracia, la libertad, los derechos humanos y la paz. Desde la escuela siempre hemos trabajado que la violencia no es la solución de los conflictos y, en coherencia con la barbarie producida, hemos de responder cerrando la escuela. El alumnado, la sociedad, España, Europa y el mundo han de ser testimonio de que no callaremos y que la fuerza y la violencia no ganarán». Después se le dice a los padres que no habrá clase «para enseñar que la respuesta pacífica a las agresiones no es un derecho, sino un deber», y pidiéndoles incluso a los progenitores que «ejerciten su derecho a la huelga y participen de las movilizaciones».