Un estudio prevé un Renacimiento en la era digital con personas capaces de alcanzar la excelencia en dos o más áreas de conocimiento.

Polímata: dícese de «persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas», según el diccionario de la RAE. El estudio Polímatas de Deusto Business School aporta una matización relevante a la polimatía: «Es la capacidad para alcanzar la excelencia en dos o más áreas pertenecientes a expresiones diferentes del genio humano». No es sólo acumular conocimientos, es también expresarlos, aplicarlos y combinarlos. Es el hombre del Renacimiento, sea cual sea su época.

Polímatas son Leonardo y Miguel Ángel, y el médico, astrónomo, arquitecto y matemático egipcio Imhotep, que hace 4.700 años diseño la prototípica pirámide de Saqqara... Y Pitágoras, Isidoro de Sevilla, Roger Bacon, Descartes, Newton, Voltaire, Franklin, Tesla, Curie, Einstein, los nóbeles españoles José Echegaray y Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Marañón y el contemporáneo sudafricano Elon Musk.

El estudio menciona 50 personajes, aunque los tres ejemplos españoles son cita aparte de Iván Soto, uno de los cinco investigadores que firman el trabajo. «Siempre ha habido polímatas, pero llevamos mucho tiempo en el paradigma de la superespecialización».

«El siglo XXI será de grandes polímatas», afirma Soto. «El conocimiento acumulado está en la nube, a un click en Google. Esto rompe el monopolio de la galaxia Gutenberg. Se pueden hacer cursos online en las mejores universidades del mundo. El efecto Medici será global».

Ese efecto Medici es uno de los argumentos favoritos de otro de los coautores, Francisco González Bree, ilustre colega en estas páginas. Fue la explosión de creatividad del Renacimiento en la Florencia del siglo XV que, bajo la protección e impulso del gran Lorenzo Medici, reunió e interconectó a grandes genios de las artes y las ciencias, convirtiéndose en «el mejor sitio para la innovación de toda la Historia», según explica Steinar Bjartveit en el módulo Leadership for Innovation del Master in Business Innovation que dirige el propio Bree.

«La polimatía aumenta la creatividad, la resiliencia y la polivalencia del individuo. Y se puede cultivar y mejorar», asegura Bree. «Hay que cultivar las pasiones. Leer varios libros en paralelo... Recomiendo adquirir un libro que jamás se hubiera pensado comprar, leerlo y ver qué pensamientos provoca».

Ve una conexión entre creatividad, innovación y el futuro de la actividad empresarial. «En 1958 las empresas tenían una esperanza de vida de 61 años, según S&P. Ahora son 25 y en poco tiempo serán 15. Pero las que tienen la innovación en su ADN, como 3M [fundada en 1902 para dedicarse a la minería], pueden vivir mucho más». Asevera que a la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) le haría falta una A final, «de artes».

Pero, ¿el polímata nace, o se hace? ¿No hay unas condiciones genéticas y fisiológicas que predeterminan esa capacidad de ser brillante en varias áreas?

«Mucha literatura médica avala la hipótesis de que las neuronas se reponen y que el ADN con el que nacemos no son los genes con los que nos iremos, porque estamos sometidos a mutaciones cada minuto. Y a veces para mejorar», responde a INNOVADORES Fares Zeidán, otro coautor del estudio. «El hemisferio derecho del cerebro maneja las emociones; el izquierdo, la lógica. El polímata se caracteriza porque tiene más conectividad a través del cuerpo calloso entre ambos, una plasticidad sináptica para interrelacionarlos, combinando creatividad y procesos cognitivos. El desarrollo del cerebro es una expresión genética, pero también se produce por estímulos ambientales. Es decir, el polímata nace y se hace».

A lo cual tiene algo más que añadir Carlos Rebate, informático, polímata confeso y conferenciante habitual sobre creatividad: «El cerebro es como un circuito impreso, con nodos que se interconectan. En el proceso de aprendizaje pierdes capacidad de conocer otras cosas, hay una especie de mutilación. Ocurre igual con las redes neuronales, se deterioran con el aprendizaje. El cerebro del niño es plano y le resulta fácil aprender, pero con los años se llena de patrones, pliegues y montañas, que lo hacen más difícil. Somos el resultado de lo que aprendemos y somos libres para elegir qué estímulos moldearán el cerebro».

«Según McKinsey, el 47% de trabajos podrán ser ejecutados por robots en la próxima década. Oxford estima que será el 45%», dice Rebate. «La polimatía significa cruzar conocimientos y múltiples maneras de pensar, es una forma de diversidad individual, originada en una curiosidad irreductible. Cuando haces algo especial, no pueden sustituirte por un robot, tendrían que robotizarte de manera individual».